miércoles, 20 de julio de 2011

ENTREVISTA: BERTO MARTÍNEZ

La carrera de este dibujante y acuarelista es el ejemplo de cómo el trabajo infatigable, talentoso y autoconsciente hace al artista. O deberíamos decir simplemente creador, o si apuramos, ilustrador. Así se define el barcelonés cuando se pregunta en su última exposición, Work or Art?, sobre las paradojas de lo artístico. Descubierto por la revista Woman, Berto ha seducido con sus acuarelas a marcas de renombre (Louis Vuitton, Custo Barcelona, Zara, Uniqlo, Ministry of Sound, Clickair, etc.) y ha ilustrado páginas de infinitas publicaciones (W magazine, GQ, Cosmopolitan, Die Spiegel, Madame Le Figaro, H Magazine, etc.). Su principal reto es mirar al fotógrafo de igual a igual, defender la legitimidad de su gesta en los medios, recuperar el terreno perdido por la ilustración gráfica en el imaginario colectivo. Como prenda nos deja los magníficos retratos de la maja Scarlett Johansson, de una inquietante Zooey Deschanel y de Quentin Tarantino en bolas…

Berto Martínez nos invita a pasar a su estudio de la Diagonal con una corrección y cordialidad impecable, con la tranquilidad de espíritu que da el trabajo bien hecho. El taller es una sala de dimensiones modestas: una mesa de trabajo con bocetos y pigmentos varios, y otra abarrotada de libros y discos, sus fuentes e influencias que repasan la historia del arte con atención especial a sus referentes cartelistas Alphonse Mucha, Aubrey Beardsley y Alexandre de Riquer, y a los dibujantes renacentistas Jean Clouet y Hans Holbein. Suena Beethoven mientras nos aposentamos en ambas sillas acolchadas y enfrentadas, tras las luces de la avenida donde se sostiene esta tribuna acristalada. Berto excusa no poder mostrarnos sus obras porque están expuestas en la tienda Vallery, todo con el fin de polemizar.

El nombre de la exposición Work or Art? nos invita a reflexionar. Pero tú cómo te defines, ¿artista o artesano?

Ni artista ni artesano, ilustrador. Creo que la pieza final no tiene por qué ser una pieza única, ni tangible, ni física, que sería el trabajo de un artesano, sino que es una imagen que está pensada para ser reproducida, con lo cual el aspecto físico de la obra ya queda en segundo plano. Al final el trabajo es un archivo informático pensado para ser reproducido. Y tampoco me siento artista ya que mi trabajo responde a un encargo y está limitado. A finales del s. XIX se bifurcaron las obras por encargo, por un lado, y las estrictamente artísticas, la visión romántica del artista que no está sometido ni vinculado al encargo, que su obra simplemente responde a intereses propios y personales.

¿Es posible sentirse heredero de las dos posiciones, la prerromántica y la del artista marginal?

Claro, a mí me gustaría sentirme heredero de Michelangelo Buonarroti, salvando las distancias… Tiene mucha curiosidad cómo resolvían temas que les venían impuestos, como por ejemplo pasajes de la Biblia, que es algo que hace un ilustrador, darle forma a un texto. Work or Art es un título irónico, si alguien cree que son piezas artísticas quiero decirle que está equivocado y que simplemente son imágenes que responden a un encargo.

¿Cómo realizas tus ilustraciones?

Recopilo información sobre el tema, hago un pequeño boceto con PhotoShop, después lo transcribo a mano sobre papel con acuarela y otras técnicas, lo escaneo, digitalizo y envío.

Durante este proceso, ¿en qué momento te sientes más libre?

Una vez asimilado el objeto a tratar intento sentirme, tanto a nivel formal como conceptual, no demasiado sujeto. Necesito total libertad y que nadie se entrometa demasiado en lo que hago.

¿Siempre les dejas satisfechos?

No, muchas veces me han tumbado trabajos. El motivo habitual es que es un trabajo difícil de asentar, sobre todo en publicidad me han dicho que es un trabajo demasiado difícil.

¿En qué te inspiras para tus composiciones?

Ha de inspirar sobre todo el tema u objeto a tratar. Si realmente no te sientes cómodo ni con el personaje retratado, ni con el discurso, es complicado. Hay muchas cosas, desde la pintura gótica o el arte románico… Siempre estás en contacto con muchas imágenes y en el proceso de gestación estas imágenes siempre están presentes de alguna manera, pueden influir desde dibujos del Renacimiento, todo el periodo simbolista, que me interesa mucho, el Realismo y el Romanticismo, y hasta el siglo XX. Me gustan autores como Maxfield Parrish, Norman Rockwell o la escuela americana de los setenta.

Platón decía que la pintura muy realista induce al engaño, ¿qué es para ti el realismo?

Es el lenguaje que he elegido. No considero que la pintura naturalista o muy realista sea mejor que otra más abstracta, sintética o estilizada, simplemente es el lenguaje con el que me siento cómodo y consigo expresarme. Siempre es artificio y siempre es engaño, algo que no existe… Yo no tengo grandes complejos: trabajo a través de fotos. Vermeer trabajaba con cámara oscura y Canaletto usaba un cristal para hacer un perfil del paisaje veneciano. Es una herramienta más.

Busca las 7 diferencias entre: fotografía e ilustración.

1ª: La ilustración siempre será más subjetiva, aunque la fotografía pueda ser lo más subjetiva que quiera el fotógrafo… Permite penetrar más, tener más control sobre la imagen.

2ª: En la ilustración hay un trabajo más táctil, más artesanal, menos vinculado a la tecnología.

3ª: Tiene una presencia mucho más reducida en lo medios de comunicación y todo ilustrador tiene que luchar contra la supremacía de la fotografía que está omnipresente en los medios.

4ª: La ilustración tiene mucha más tradición. Las revistas le deben mucho porque durante mucho tiempo generó los contenidos de éstas antes que la fotografía se considerara un medio de expresión.

5ª: La ilustración es más económica: encargar una ilustración sale más barato que organizar una sesión de fotos con estilistas, modelos, fotógrafos, etc.

6ª: Paradójicamente, siendo más antigua puede ser más moderna, porque juega la baza como herramienta mucho más contemporánea, ya que rechaza algo que está muy consolidado como es la fotografía.

7ª La ilustración introduce un elemento lúdico a un medio de comunicación.

En tus ilustraciones los personajes rebosan personalidad, ¿cuál es la clave del retrato?

Conocer al personaje, físicamente o porque es interesante su vida y obra. Intentar hacer un retrato psicológico del personaje, lo que piensa, lo que opina, lo que significa ese personaje, por qué es un icono… A muchos de los retratados los he fotografiado yo e intento que se sientan cómodos y naturales, aunque siempre buscas ir más allá de lo que ofrece la fotografía.

¿Cuál es la dimensión del color en tus creaciones?

Si lo hay, muy importante. Pero también está bien la ausencia de color, el blanco y el vacío es algo muy importante en mi trabajo, aunque a veces ha sido un hándicap porque los clientes se han quejado de demasiado espacio vacío. Yo rechazo una ilustración totalmente colorista, opto por que la gamma y paleta de colores sea muy reducida, es donde me siento bien. Si es menos alegre y festiva yo lo siento mucho, la ilustración no tiene por qué ser colorista ni llamativa.

Según tu parecer, ¿cuál ha sido la época dorada de la ilustración gráfica?

Desde que existe el códice o el libro manuscrito que los miniaturista se dedicaban a ornamentar, este fue un buen momento, y el otro a partir de que aparecen las revistas como “Punch” en el siglo XIX, y figuras como John Tenniel que ilustra Alicia en el país de las maravillas, también la literatura ilustrada, de Gustave Flaubert, por ejemplo, o, en el siglo XX, la aparición de las primitivas revistas de moda como “Harper’s Bazaar” o “La Gazette du Bon Ton”, cuyo contenido gráfico eran ilustraciones. Luego en los setenta, antes de las composiciones a lo monte Rushmore, con PhotoShop, se hacían carteles que son joyas del diseño gráfico y de la comunicación. Lo mejor sucede desde los años veinte hasta los setenta.

¿Cuál es la realidad laboral del ilustrador?

Cada vez hay menos salida, porque hay demasiadas alternativas mucho más fáciles, factibles y rápidas que el trabajo del ilustrador, que conlleva un determinado plazo cuando el mundo va a una celeridad aberrante. El retoque digital con PhotoShop ha conseguido desplazar la ilustración a un nivel anecdótico, comparado con el papel que tenía en los sesenta y setenta. Hay que tener suficiente imaginación para buscar nuevos formatos y soportes porque los convencionales pueden fallar, uno cree que sólo con el ámbito editorial y las revistas podríamos subsistir, pero no es así. Publicidad puede ser otro ámbito, también packaging o estampas en textil. Yo empecé por casualidad en revistas de moda, que hasta Custo no me habían interesado demasiado, pero también he hecho revistas, campañas, estampados para colecciones de moda, he diseñado botellas, cajas, etc.

¿Has probado otros registros?

Desde el principio he sido bastante naturalista, más sintético o más hiperrealista por ahí me he ido moviendo siempre. Me gustaría probar otros registros, descubrir otros lenguajes. Pero, no ha sido fácil llegar hasta aquí, así que me voy a quedar más rato. Llevas tanto tiempo intentando que otra ilustración sea posible que ahora por ser coherente tendré que trabajar en esto. Que el trabajo no sea un dibujo ligero en ilustración es todo un hándicap. En este sentido, llevo años haciendo activismo. No tiene por qué ser un dibujo ni agradable, ni simpático, ni colorista, ni luminoso, ni brillante. Introducirse fue un proceso largo y tortuoso, no se trata de estar inmerso en un boom ni tener un exitazo, sino que un director de arte se fije en ti, te descubra: así, el trabajo viene condicionado por el azar. Tengo 35, empecé profesionalmente hace 8 años. Era mi gran afición, ocupaba mi vida. Si no fuera ilustrador sería fotógrafo.

Te alejas, pues, de toda pretensión artística

Exponiendo y elevando mi trabajo a arte me siento muy incómodo, no lo voy a defender. No quiero convertirme en alguien que genera arte y luego lo lleva a una galería, que tiene ese halo sagrado. Tampoco me apetece ahora explorar un mundo único y personal, la búsqueda del yo…. Me siento a gusto hablando de cosas que son ajenas a mí, que me vienen impuestas, poder describir lo que está pasando en un momento. Ya no sé si el arte está para estas cuestiones, y tampoco el mercado artístico me interesa ni me parece un ámbito demasiado artístico… Intento que no estén demasiado presentes mi persona ni mis intereses. Hay una manera de hacer que al final se convierte en tu sello, que es una prolongación de tu persona, pero yo en cuanto a temas prefiero hablar de cualquier cosa que me venga impuesta. Parte importante es aquél que hace el encargo.

¿Cuál ha sido tu encargo más difícil?

Pintar una pared durante una hora en una cena, en la inauguración de una tienda de Vuitton, durante la cena tenía que estar presente y pintarlo.

¿Tienes alguna espinita clavada?

Todos los ilustradores, que de alguna manera estamos en total desencuentro con la clientela y muchas veces en la total de las incomprensiones debemos tener miles de espinas clavadas…trabajos que no han salido bien, y pequeños fracasos laborales. ¿Algo que me he dejado por hacer? No lo sé, no caigo.

Redacción: Santi Velázquez
Fotografía: Núria Serra

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